La gente reunida se acercó para apoyarme, tratar de perseguirlos, más aún darme detalles del auto pues hubo quien anotó las placas, vió el modelo y algunas características del vehículo; todo esto ocurrió fuera de una estación de radio local por lo que me invitaron a entrar mientras hacía la pertinente [y por demás obligatoria] llamada al 066, casi al mismo tiempo llegaron mi amiga y la patrulla, les narré lo ocurrido, me invitaron a presentar la denuncia, algo que ya sabía debía hacer.
En el MP todos fueron amables, ya estaban enterados del robo pues el persona de la radio llamó a la estación de tv local y el vocero del noticiero ya había dicho al aire lo ocurrido. Tardamos un rato en que me tomaran la declaración, una y mil veces le agradecí a mi amiga su compañía pues me ayudó a no tener miedo, terminar de hacer lo correcto.
Preocupación, angustia, desesperación reinaban en la casa donde vivo al no saber de mí, impotencia de mi parte al intentar llamar en múltiples ocasiones sin obtener respuesta. Al fin llegué, con todo puedo calificar esa como una de las mejores veladas que he tenido.
¿Qué aprendiste ese día? - preguntó mamá luego que le narré lo ocurrido. Reiteré que la vida son momentos, de ella se debe aprender lo positivo dejando atrás lo demás, no clavarse en la textura de lo malo que nos ocurre sino más bien estar pendientes de nuestras circunstancias, no andar con descuido, estar siempre pendientes.
Pero el aprendizaje más grande ha sido: En esta vida siempre puede haber situaciones desagradables pero cuando ocurren y a tu lado está un ser especial las puedes sopesar, los temores se alejan, te vuelves más fuerte..
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